LA VENTA DE LA TORRE EIFFEL

En la primavera de 1.925 en el Hotel de Crillon, ubicado en el número 10 de la Place de la Concorde justo a los pies de los Champs Elysses, se realizaba una reunión de anecdótica importancia.

Victor Lustig, el maestro del engaño, el estafador más importante del planeta en los primeros años del siglo XX, informado sobre el deplorable estado de la Torre Eiffel y lo costoso de su mantenimiento para el gobierno francés se hace pasar por funcionario del Ministerio de Correos y Telégrafos galo e informa a seis empresarios de la apertura de un concurso para adquirir la icónica estructura metálica como chatarra.

No fue difícil convencer a los incautos empresarios de la venta de la enorme estructura que a la sazón contaba con 36 años y que había sido instalada con la intención de retirarla al finalizar la Exposición de París de 1.889.

El bribón checo, dueño de una notable habilidad había decidido de antemano que el comprador sería André Poisson, el más osado y menos experimentado del grupo de comerciantes, a quien citó a una reunión privada al día siguiente.

Durante la conversación el rey de los tracaleros solicitó a Poisson una jugosa comisión y el monto de la compra en efectivo, y André, pensando que hacía el negocio de su vida, que lo pondría en la órbita de las grandes negociaciones en la pujante París de la postguerra, aceptó gustoso.

Lustig, cargando con el botín, abandonó París con destino a Viena y Poisson decidió no interponer la denuncia correspondiente por no convertirse en el hazmerreír de la sociedad parisina.

Al mes siguiente Lustig repitió su operación en la ciudad luz pero supuestamente la víctima acudió a la policía antes de realizar la negociación y el pícaro se escabulló, jamás sabremos si en realidad logró su cometido por segunda vez.

A propósito de París obsequiamos al lector con la maravillosa voz de Edith Piaf interpretando La Vie En Rose.