MATA HARI


El oficio de bailarina exótica nunca ha sido bien visto por la sociedad y a principios del siglo XX pues mucho menos, hacía el año de 1.914 estalla la Primera Guerra Mundial y Mata Hari presentaba su espectáculo en el Music Hall de Berlín, donde mantenía un affair con el jefe de policía.

Pasado algún tiempo se le ligó a Kraemer, cónsul alemán en Amsterdam y jefe del espionaje teutón, con la intención de que la ayudara a regresar a los Países Bajos, de donde era oriunda, es este personaje el que la convierte en la agente H-21 con la finalidad de sacar información de soldados franceses.

Ligera de cascos y ambiciosa se presenta en París al capitán Ladoux, jefe del servicio de espionaje y contraespionaje francés para ofrecerle sus servicios como doble espía, una mujer como Mata Hari no puede pasar desapercibida y Ladoux decide vigilarle.

Madrid, Amsterdam y París son testigos de sus desafueros amorosos con destacados miembros de la milicia de diversas nacionalidades y es en París donde el 13 de febrero de 1.917 es capturada y acusada de doble espionaje en favor de Alemania, Mata Hari intenta una última trampa presentándose desnuda y repartiendo bombones a sus captores con la esperanza de ser liberada.

El juicio a Mata Hari está lleno de contradicciones y falsos testimonios especialmente de la acusada, acostumbrada a crear incertidumbre en su vida cotidiana, en realidad era una espía de poca monta y revelaba supuestos secretos de guerra que leía en los periódicos de la época, reconoció Mata Hari durante el juicio haber tenido relaciones con militares por placer y no por deber y tal vez esa haya sido la única verdad que conste en el expediente.

El 15 de octubre de 1.917 Mata Hari se niega a que le venden los ojos y lanza un beso a los soldados que instantes después le fusilarían en Vincennes. 


         


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