Enmarcada en la época colonial, es producto de una serie de eventos históricos, por lo que el contraste de sabores es su característica primordial, la cocina mantuana exuberante y atractiva, es una extraña mezcla de culturas y productos.
El nativo maíz, es el eje de los fogones coloniales, lo acompañan en la aventura del sabor productos que aún hoy en día son de consumo cotidiano como el plátano, que nos llegó del sur de Asia, el histórico trigo, el tecnológico papelón, el también local coco y un antiguo residente de estas tierras, el alma de nuestra cocina, el ají dulce.
El asado negro, el elaborado pastel de polvorosa, los bollos pelones y la celebratoria hallaca forman parte de la creatividad mantuana.
La torta bejarana, una combinación de pan de horno molido, plátano, papelón y ajonjolí era el postre de moda en la colonia con espíritu independentista, tal vez por ello en nuestros tiempos se le menciona como la favorita del Libertador, no podemos asegurarlo pero lo lógico sería que el dulcero prócer probara en algún momento la obra maestra de las hermanas Bejarano.
Es la cocina mantuana el origen de lo que se hace en nuestros fofones hoy en día y ha sido condimentada con el aporte inmigratorio llegado para enriquecer nuestra mesa.
Obsequiamos al lector con las prodigiosas manos del pianista venezolano Leopoldo Betancourt interpretando el vals del maestro Aldemaro Romero, Quinta Anauco.
Obsequiamos al lector con las prodigiosas manos del pianista venezolano Leopoldo Betancourt interpretando el vals del maestro Aldemaro Romero, Quinta Anauco.
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