LA ÚLTIMA VEZ QUE VÍ A FAVIO

Sentado, apoyado en su guitarra, tarareando algo, así era Favio. Entre cámaras cinematográficas, papeles, lentes, a media luz, la infinita creatividad de su espíritu se abrazaba con las lágrimas y las sonrisas de su gente, la gente que le sigue, que le aplaude y que le llora.

Se fue Favio, con la flor del limonero, con el clavel, con la rosa, va a faltar al taller. Se despide una pieza imprescindible del corazón latinoamericano.

El seminarista de los ojos negros te va a extrañar.
A continuación presentamos  el video de su canción de 1.968. Quiero aprender de memoria, que narra los furtivos lances amorosos entre un seminarista y una hermosa doncella. 

                              

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