EL PREMIO PULITZER VENEZOLANO

El amanecer del sábado 2 de junio de 1.962 se tiñó de sangre en Puerto Cabello. En la base naval se produce una rebelión cívico militar comandada por el capitán de navío Manuel Ponte Rodríguez acompañado por miembros del Partido Comunista de Venezuela y alrededor de 50 milicianos cubanos.
En el desaparecido Diario La República, fundado un año antes, Freddy Martínez, jefe de fotógrafos, asigna la tarea de cubrir el evento a su reportero gráfico de sucesos Héctor Rondón Lovera.
El fotógrafo acude a Puerto Cabello y a pesar de la negativa del personal castrense fiel al gobierno del presidente Betancourt, entra en la ciudad a la sombra de un vehículo blindado y en medio de la metralla.
Después de diversos y hábiles movimientos se apoya en la puerta de una sastrería en el sitio de La Alcantarilla. Se escuchan disparos que vienen de cualquier parte y tendidos en la calle obsérvanse las victimas del atroz evento. Rondón Lovera apela a su experiencia como fotógrafo de la PTJ para conservar la calma en ante el compromiso de realizar su labor y allí, en ese preciso instante frente a su cámara Leica de fabricación alemana, el capellán de la base naval de Puerto Cabello y párroco de Borburata Luis María Padilla sostiene en sus brazos al herido subteniente del batallón Carabobo Luis Antonio Rivera Sanoja, quien en ese momento recibe otra descarga de artillería que acaba con su vida.
Rondón Lovera capta el momento, permanece en Puerto Cabello sin probar otra cosa que agua hasta que logra salir de ese infierno, donde según cuenta la historia se perdieron mas de 400 vidas humanas.
Su fotografía da rápidamente la vuelta al mundo siendo presentada en las principales publicaciones de la época gracias a la distribución de la agencia Associated Press y obtiene entre muchos otros el premio Pulitzer de fotografía del año 1.963.


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